Perdido hállome en Lauredal Florido
atufado por tan hediondas hojas
sin proyecto de aderezar cocido,
con el ingenio infecto en paradojas.
Ya puestos... un cerezal blanquecino,
o... recubierto con sus frutas rojas,
animaría a un Monte tan Divino,
en poética inspiración sesuda;
y es que, con mil laureles no imagino,
escribiendo entusiasmado a Neruda.
Un Olmo viejo por el rayo hendido,
aunque solitario, seria de ayuda,
o un algarrobo longevo y torcido
que en su sombra Atahualpa recitara
con guitarra de llanto entristecido
que a Apolo con su Lira espabilara.
¿De qué sirve llegar a fresca Fuente
implorando al Oráculo perverso?,
si no limpia mi bloqueada mente,
si no me deja construir buen verso.
Tanto oí disertar sobre el Parnaso
que metime en su arbolado universo;
y veome como vulgar payaso
intentando conformar una rima,
abocada finalmente al fracaso.
No habiendo crítico que me reprima,
¡ Te invoco Erató con tu lira !, fiado.
Y aparece... Melpóneme tu prima
con violento cuchillo ensangrentado
¡ Es el puto laurel que me amodorra !
¿Quién dispuso sembrar tal arbolado,
que impide que una Musa me socorra?.
©Giliblogheces
©Giliblogheces
No hay comentarios:
Publicar un comentario